Un toque de África en el Caribe

La historia del mestizaje en Latino América la escuchamos año tras año en la clase de historia y todos sabemos que los Europeos colonizaron América y trajeron a los Africanos como esclavos y voilá… se produjo el mestizaje. En ese proceso también se mezclaron costumbres, alimentos, palabras y tradiciones y todo ello generó lo que somos hoy.

Pues bien, estos africanos que tenían otras tradiciones totalmente diferentes a las europeas tuvieron que ser creativos para poder conservar su esencia estando tan lejos de sus países y sin derecho a nada.

Lo más común fue la manera en como a través de cánticos mantuvieron sus creencias religiosas y espirituales y que más adelante, con la imposición de la religión católica, dio pie a nuevas creencias religiosas que constan de algunos elementos del catolicismo y algunos de otras religiones, dando origen al candomblé de Brasil, la santería cubana, los rituales vudú característicos de Haití, entre otros.

Aunado a esto estaba la presencia de instrumentos de percusión, originarios también de África. Es así como los tambores como los Yuka, que constan de tres piezas de diferente tamaño, llegan al continente y se parecen mucho a lo que hoy conocemos como tambores Batá.

Quizás la influencia más evidente es la que encontramos en la música yoruba o la samba brasileña, pero la verdad es que la variedad de tambores que existían en África y que poco a poco se fue introduciendo en el Nuevo Continente es enorme y la evolución de cada uno de estos es sumamente compleja.

Como es natural, al llegar a Europa y luego a América, estos instrumentos que antes se hacían con algunos frutos, fueron evolucionando y se empezaron hacer con otros materiales y se fueron introduciendo en la gran mayoría de ritmos musicales del Caribe que hoy existen.

Actualmente, la percusión es una parte importante de ritmos como tan famosos como la salsa o el merengue así como en ritmos más regionales y con menos popularidad los tambores venezolanos o la cumbia colombiana. Es precisamente la percusión la que marca el ritmo “caribeño” de las caderas del que tanto alardeamos y que tanto admiran los europeos y norteamericanos.

Aurelena Ruiz @aurelenar