Hasta Santiago a pie
Escrito por saokolatino el 12 marzo 2020
Las formaciones carnavalescas tradicionales de Cuba se dividen principalmente en paseos y congas. La conga oriental de Cuba es una formación de desfile compuesta principalmente de tambores y otras percusiones aparecidas a principios del siglo XX. Es el resultado de un ajuste en un lugar de fuerte tradición de carnaval en la zona oriental de Cuba, con una rápida transformación que le da una identidad distinta a las congas en La Habana y Matanzas.
En los asentamientos con grandes plantaciones de café existían tahonas, una especie de molinos. La presencia de esclavos, mulatos libres , refugiados de los franceses de Saint-Domingue en la turbulencia de la creación de la República de Haití y sus costumbres «franco-haitiana» de las Tumbas Francesas, vienen a reforzar el nacimiento de esa ancestral tradición. Era habitual la visita entre habitantes de las plantaciones, lo cual convierte en una tradición cultural popular ambulatoria que hoy día mantienen las provincias orientales actuales de Cuba con el carnaval.
Destacaron a través del tiempo dos tahonas en las aéreas de Guayabito y Los Hoyos, quienes siguieron sus danzas con un desfile al centro de Santiago de Cuba antes de regresar a sus aposentos. Las dos tahonas adquirieron la costumbre de reunirse en Santiago el 25 de julio frente a una iglesia llamada Santa Ana con un desfile masivo en el último día, convirtiendo a Santiago de Cuba en una gran fiesta carnestolendas.
Los elementos de percusión que intervienen en esta contagiosa manifestación son tambores bimembranófonos, en otras palabras, tienen dos parches y se percuten por ambos lados llamados “Pilón, dos redoblantes o galletas, quinto, requinto y 10 bogues de un solo parche que van fondeando la armonía percutida. El corazón o pulso lo llevan las tres campanas, instrumento idiófono cuyo sonido se produce por medio de la vibración de su propio material primario y que no son otra cosa que tamboretes de frenos de vehículos y se percuten con una baqueta de hierro. Estos llevan el nombre de: “maní tostao, chan y uno dos”, sus nombres asemejan el sonar onomatopeya. El elemento final es la corneta china y lo aporta la etnia culíes de China. Los cuales llegaron a Cuba a construir la línea férrea para el año de 1848. La presencia de la corneta china es trascendente, porque es el único instrumento de viento. Tanto es así, que lo primero que se escucha, como un llamado y a la vez dicta el estribillo, también llamado “cocoyé” que incentiva el coro que hacen las personas que vienen arroyando “bailando”, que es el nombre que dan al paso de avance de los bailadores de conga.
Si deseas profundizar y extenderte en conocimientos en este tema, te sugiero la página de Ritmacuba de mi buen amigo, el investigador francés Daniel Chatelain. También el libro «La percusión en los ritmos afrocubanos y haitianos- cubanos” de Mililián Galis Riveri. Sin duda alguna la Conga de Santiago de Cuba es el sentimiento de pertenencia que arropa de extremo a extremo toda la isla y más allá. Dígame quien no se contagia del resonar de esa batería de tambores afrodisíacos, el trinar de la corneta china que te llama, el arrollar contagioso de los bailadores, que hasta provoca irse como dice el estribillo de uno de los más sonados cantos de las congas santiagueras, hasta Santiago a pie.
Francisco Javier Escalona
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