Evolución de la música cubana
Escrito por Francisco Javier Escalona el 26 marzo 2020
♫♪ En 1400 llegó Colón/ descubrió esta hermosa isla/ donde habitaba la raza india/ la qué con el tiempo, exterminó ♫♪…así, con la primera estrofa de este hermoso tema de Samuel Formell, arreglo del tecladista Boris Ernesto Luna Mendez e interpretado por Mayito Rivera con los Van Van, comenzaremos a desglosar una parte del a historia de la música popular cubana. A lo largo de la historia en la isla se han forjado ritmos y géneros musicales de arraigo popular y de reconocimiento internacional. Es una lista interminable que va desde los cabildos de esclavos, pasando por el son guajiro oriental del siglo XIX; Mambo; Bolero; Danzón; Rumba y pare de contar, propulsores todos de este género popular llamado hoy día música popular bailable.
Con la llegada de la revolución en el año de 1959 acontecen importantes transformaciones culturalmente hablando. En el año de 1961 en la antigua y exclusiva sede del country club, fue destinada para la creación de escuelas nacionales de arte. Por primera vez que una escuela recibía alumnos procedentes de todos los extractos sociales y regiones del país. La mayoría de los profesores eran importados de la cuna de la enseñanza mundial de la música, Europa. Comenzado ese ciclo, la estructura era rígida y la lucha entre lo popular y académico no admitía distracción, hasta al punto que si percibían colocando notas de música popular eras reportado en clase, te trataban de marginal. Lo único que aceptaban los pseudo intelectuales de lo académico, era el movimiento de la Trova cubana.
El fruto de ese aprendizaje se desplegaba, la artístico-estética, el sentimiento cubano asimilaba los cambios tímbricos y estos, según los tradicionalistas afectaban la música tradicional cubana. Todos esos cambios eran producto de las transformaciones que se experimentaban para entonces, las grandes agrupaciones comenzaban a cambiar su configuración, el protagonismo en la escena, las innovaciones no se hicieron esperar con la diversidad y el producto florecido de ese sistema es una primera generación que irrumpe y que viene formada en revolución.
Para 1967 el pianista y compositor Chucho Valdés conforma Irakere, que en lengua yoruba significa “vegetación”. Músicos como Paquito D’Rivera, Carlos del Puerto, Jorge Varona, Carlos Emilio Morales, Bernardo García, el Niño Alfonso, Carlos Averhoff, Enrique Pla, Carlos Barbón y Oscarito Valdés desarrollan raíces musicales afrocubanas, combinando lo clásico, el impresionismo, el jazz, el rock y varias técnicas de composición, logrando pasearse por todos los estilos tales como la música bailable, la de concierto, la tradicional y la actual cubana con mucha aceptación. Irakere resultó síntesis del desarrollo histórico de la música cubana, latinoamericana, norteamericana y europea, todo lo cual le permitió crear un sonido nuevo, original y contemporáneo.

A final del año de 1969 el bajista de la Orquesta Revé Juan Formell a la cabeza, junto a César “Pupy” Pedroso al piano, José Luis Quintana “Changüito” en la percusión y José Luis Cortes “El Tosco” en la flauta, entre otros, fundan a los Van Van. Casi de inmediato, se convierten en los cronistas de lo que acontecía en Cuba cuando se inventa el ritmo Songo.
En la década de los ochenta Paquito de Rivera abandona las filas de Irakere y Chucho llama a dos músicos, Germán Velazco al saxo y a José Luis Cortez flauta, quien salió de Van Van. Más tarde en el año de 1986, estos dos músicos no conforme con los exquisitos arreglos de Chucho Valdés, hacen paralelo a Irakere una antología de obras que marcan una nueva era en la música popular bailable. Graban ese mismo año 4 LP, serían (*) Siglo I a.n.e. (LP-4340 Areíto); Siglo II a.n.e. (LP-4351 Areíto); Abriendo el ciclo (LP-4385 Areíto) y A través del ciclo (LP-4386 Areíto). Lo cierto que este magistral trabajo, trajo las consecuencias de una crisis en el ceno se Irakere y el maestro Chucho Valdés decide liberar al Tosco y Velazco de lo que ya era una realidad.

Año de 1988, NG La Banda… “La que manda”, de la batuta del flautista José Luis Cortés el Tosco, se conforma una nueva generación que trae para el mercado un nuevo y novedoso producto. Con los arreglos para la sección de metales llamados por la crítica, “los metales del terror” Germán Velazco y Carlos Averhoff, saxos; Juan Munguía, Elpidio Chappottín y José Miguel Crego (El Greco), trompetas. Giraldo Piloto, batería; Feliciano Arango, bajo; Rodolfo Argudín (Peruchín), piano; Miguel Ángel D’Armas, teclado; Juan Nogueras (Wikly), tumbadora (conga); Bárbaro Argudín, bongó; Tony Calá e Issac Delgado, como cantantes, conjugan la creación de una sonoridad propia, llamada Timba.
Lo último que trajo el barco de la música popular bailable, la Timba. Según el Tosco, quién compartió con Van Van e Irakere, partió la naranja por el medio, adsorbió de ambos y le colocó un toque de malanga. En pleno período especial de la revolución y había que inventar, estos nuevos ritmos Timba y Songo, ayudan a la población a mitigar las penurias de esa etapa. Discotecas que abrían todos los días con el talento de las orquestas de primer nivel, esto marca la aparición de diferentes orquestas con similar cadencia musical. Llenando de alegría por doquier cada espacio, marcando el desahogo de toda tristeza con cada nuevo tema hasta estos días…es por eso me voy cantando: ♫♪ y ahora me pide la temba de tumba/ sólo quiere que le toque timba ♫♪.
Francisco Javier Escalona
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(*) http://www.desmemoriados.com/jose-luis-cortes-los-siglos-y-los-ciclos-de-la-discordia/